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Tenía mis dudas porque ya lo había hojeado de pe a pá, era un libro interesante; había imágenes de contorsionistas y desnudos, era una especie de arte abstracto porque nada se veía entero. Para mi que o están aprendiendo a rebanar personas, o son nudos humanos como los de las cuerdas. Me dije. Jamás había visto tanta variedad en mi vida, y yo, tan curiosa era que quería aprender a contorsionarme de tal modo.
Pregunté a mi padre acerca de qué se trataba.
Se sonrojó, pensó la respuesta y me dijo.
-Es un libro de nudos humanos-
-Pero están en cama y sin ropa,- le respondí.
-Ah, es que se llama Kamanudos.-
Me dijo con una sonrisa encantadora. Y yo, muy feliz me fui a enseñarle el nuevo descubrimiento a mi hermanita.
Noviembre 2010.
EG. Marruffo