Te has equivocado y allí estas, en el sanitario incorrecto y sin saber qué hacer.
Tic, toc, tic, toc. El tiempo pasa y sientes el espacio reducirse mientras el agua del retrete corre. Estás en un cubículo, así que primero libera esos retortijones del estómago y tranquilízate.
Agudiza el oído. Si no escuchas sonido alguno, tienes la oportunidad de salir corriendo. Si escuchas que hay alguien en el cubículo de a lado, puedes esperar a que termine y huir. Pero, si de pronto todo se queda en silencio, y de repente algunos gemidos como de gato aparecen, y la voz de uno que como tú, está de infraganti en un lugar al que no pertenece; tienes dos opciones: Te retiras sigilosamente, tal como lo haría un fama; o dos, preguntas ¿puedo unirme? Y te haces cronopio.