En un pais, en un estado sin derecho, en una ciudad sin prole, en un pueblo, existe, existimos.
Pensamientos encerrados en un templo de paredes chorreadas por oxido y maderas amarillentas que tapan un orificio por donde apenas alcanza a penetrar el Sol...
Pero huele a polvo como cuando entras a la recámara de un anciano, huele a viejo, a piel requemeda por el sol, ausencia, memoria. Aquí se queda.
Lo que todos olvidamos...