martes, enero 05, 2010

Por dos en medio

Yo, conosco a quienes podrían hacerme sonreír con el simple hecho de escuchar su voz, a veces no necesito conocer a las personas para saber que... En un lugar, han dejado guardados sus secretos en las hojas que calleron de algun cerezo y que el otoño se llevó con el paso del tiempo.
Conosco la palabra amigo, tanto, como para saber que aunque me cortaran un brazo podría seguirlos contando. Hay quienes, al sentir lo mismo, al tener las mismas incógnitas podríamos explayar nuestros deseos inconclusos para tratar de resolver esas dudas que nos tienen muertos,
es parecido a... Dos personas, que siendo diferentes, piensen exactamente lo mismo... Tal vez por eso me gustan las amistades distintas, tal vez por eso me gusta el amor.
Tengo un amigo que, cuando lo necesito está allí... Y hoy paso eso, de pensar lo mismo.

El Otoño Que Nunca Se Va... Hoy, queriendo atrevesar con mis ojos la
negrura refulgente de ese cielo e imaginando en lo que podría
significar
una palabra de cinco letras...una simple estación que pasa
inadvertida, pude
encontrar (o al menos así yo lo creo) lo que figura ser el
otoño. Pensando
en que las hojas que caen:unas rojas, otras
amarillas; llevan por ese
recorrido los más íntimos sentimientos y
secretos que les fueron susurrados
por el viento, y, que sin darse
cuenta, pertenecen a nosotros. -Pero
entonces ¿Por qué si esas hojas
que al llegar a su destino son pisadas
por cualquier ser supremo, se
pueden llevar (deshacer, mejor
dicho) esas enigmas y sensaciones,- me
pregunté - por qué para
nosotros es tan difícil lograrlo?
Sin embargo no es así, y esas
pequeñeses que alguna vez fueron verdes,
aunque caigan secas e
insignificantes, en su último sentir,
devuelven todo lo que el aire una vez
les dio; y sintiendose gratas las
ingratas, dejan a
nuestros espectros (buenos o malos) danzar
de nuevo libremente en el
viento. ¡Oh, y pensar que las creía tan
afortunadas! Sospechar que al
renacer en esa época de colores y ensueños
cargarán llenas de delirio, en
una órbita sin fin, con esos
sentimientos y secretos. Entonces
¿qué pedir de ellas? Si estan
condenadas a renacer y volver a cargar
con innumerables
misterios, y si nosotros que somos mortales, una vez
terminado ese
viaje desde el gran árbol hasta el suelo, todo lo nuestro se
secara para siempre.

Él dijo.

Y yo, al mismo tiempo pensé.

bueno, lo que pasa esque cuando quieres a alguien... Puedes dejarlo escrito en
las hojas para que un día, en algun verano teñido de rojo, cuando las manecillas
del reloj te dejen pasar desaparecibido entre sus susurros y las ya resecas
hojas por el viento hayan volado tanto hasta llegar a los pies del amado, ese
corazón logre leerlo...

Miedo? No.

Sorpresa? Demasiada.

Y cuando te das cuenta de que, un texto más elaborado como aquel y otro automático pudieran parecerse tanto dices wow, y te quedas callado.