en donde poder hundir mis caricias,
agasajarme con la idea de tú.
No era mucho, poco, o nada.
Pero si suficiente para que "eso" me bastara,
respiraba entre tus viceras,
me antragantaba de tu corazón,
mientras las gotas de néctar te recorrían...
Tu piel brillaba, y te reías del dolor.
Me agasajaba con el calor de tus labios,
y te llené de pintura,
a veces amarilla, a veces azul,
de cuando acá púrpura,
aguamarina,
pero rojo era nuestro propio color.
En fin... Te pinté como yo quería.
Y por si fuera poco,
y para que dudas ya no te quedaran mas:
Me juré, te juré y nos juré, que te amaría.
Desde entonces hemos vuelto aquí,
hemos vuelto a seguir juntos,
a jugar al escondite por allí
a perdernos completamente en la nada,
y yo a soñar como si jamás despertara...
Aprendí a odiarte sin querer,
y a quererte queriendo.
Porque despues de todo,
al fin y al cabo,
consiguiente de todos los tiempos,
creo que nos estamos entendiendo.
Entre golpe y verso,
que de cuenta a cena no he podido borrar,
todo lo que te dije y nos dijimos;
tanto en que caímos sin pensar en cómo continuar...
Y ya no supe qué pensar, decir, o cómo actuar...